Catecismo del Estado según los principios de la religión / por el Doctor don Joaquín Villanueva
Capítulo X
Reverencia debida a la potestad secular. Origen de esta potestad. Doctrina de la Iglesia acerca de esto
P. ¿Qué debemos reverenciar en los Príncipes?
R. La autoridad y el poder que va unido a ella.
P. ¿Qué respeto se debe a los Príncipes?
R. Respeto exterior y interior, por el cual no miremos en ellos el ser de hombres, sino el grado de la jerarquía civil en que Dios los ha puesto.
P. ¿Qué obligaciones van anexas a este respeto?
R. Sumisión a su autoridad, obediencia a sus leyes y a sus órdenes, disposición de corazón para concurrir a sus buenos designios y a todo lo justo que ellos puedan desear, y no sea claramente opuesto a la ley de Dios. El buen vasallo menos teme ser reprehendido y castigado por su Príncipe, que faltar a la obediencia que le debe como a su señor. Hace con buena voluntad todo lo que toca a su servicio, y tiene metidos en su corazón los intereses públicos de la sociedad. Obedece sencillamente y de buena fe, sin dar entrada a las reflexiones malignas de la dañada libertad. Déjase gobernar por él como por un amigo y por un padre, a quien sirve por amor y por inclinación, no como por un extraño o enemigo a quien sólo serviría arrastrando y a pura fuerza …..No sólo hace lo que basta para agradar al hombre que ve, sino lo que es necesario para contentar a Dios que no ve. …En el estado de subordinación y de vasallaje ama la voluntad y el orden de Dios.
….Tan amable será para Dios el vasallo que sirvió y obedeció a su Príncipe con fidelidad, como el Príncipe que gobernó con moderación y justicia.
Autor: Villanueva, Joaquín Lorenzo (1757-1837)
Madrid, Imprenta Real, 1793
Preguntas:
- 1.
Escribe el significado de las palabras en
negrita en el cuaderno
- 2.
Resume
su contenido y explica la relación del texto con el sistema de gobierno
de la monarquía absoluta.
- 3.
Subraya en el texto y explica en el cuaderno
dos frases que hagan alusión al carácter divino y humano que tenía el rey
- 4. Explica
que relación tiene la siguiente frase “Obedece sencillamente y de buena fe, sin dar entrada a las
reflexiones malignas de la dañada libertad”
con el estado de sumisión en la que vivía el pueblo.